La crianza de los hijos es una tarea desafiante y gratificante a partes iguales que implica navegar por numerosas decisiones y desafíos. Uno de los aspectos más preocupantes para los padres es cómo gestionar las posibles malas influencias que puedan afectar a sus hijos. En lugar de recurrir a métodos disciplinarios tradicionales que pueden provocar rebeldía, enfrentamientos, desafío a la autoridad y acercamiento a esas amistades, la disciplina positiva ofrece un enfoque constructivo que fomenta el aprendizaje y el desarrollo emocional de los niños.
La disciplina positiva y las amistades peligrosas
1. Comunicación Abierta
Establecer un canal de comunicación abierto es esencial. Haz que tus hijos se sientan cómodos compartiendo sus experiencias y preocupaciones contigo. Escucha activamente, sin juzgar, para comprender sus puntos de vista. La comunicación efectiva fortalece el vínculo entre padres e hijos y les brinda la confianza para buscar orientación cuando enfrentan influencias negativas. Debemos partir de la idea de que cuando les suceda algo a los peques de la casa, no piensen “esto no se lo voy a contar a mis padres” sino que piensen “tengo que contárselo a mis padres para que me ayuden en esto”.
Dentro de la comunicación cabe resaltar la importancia de hacer las preguntas adecuadas. Preguntas que invitan a una respuesta monosilábica no nos ayudarán a saber de estas amistades y los posibles peligros que puedan entrañar, pero preguntas abiertas que inviten a la reflexión sin juicio, nos pueden dar una idea de como ven ellos esa amistad. Un ejemplo con adolescentes es cuando se empiezan a mezclar con conocidos que beben. En ese caso podemos optar por preguntar a los hijos qué harían ellos cuando les ofrezcan bebidas, u otras sustancias estupefacientes y el motivo que les llevaría a esa respuesta (independientemente de lo que hayan respondido).
Modelado de Comportamiento
Los niños aprenden observando a sus padres. Si quieres que eviten malas influencias, demuéstrales cómo tomar decisiones positivas. Muestra empatía, maneja conflictos de manera constructiva y promueve la resolución de problemas. Al modelar un comportamiento positivo, estarás proporcionando a tus hijos un ejemplo a seguir.
En este sentido también podemos seleccionar desde que son pequeños en qué ambientes queremos que se muevan, siempre teniendo en cuenta sus peculiaridades y sus gustos, para asegurarnos que se mueva, en un futuro, en ambientes propicios. Si observan que somos capaces de poner límites, de defender nuestra integridad, de decir no sin contemplaciones ni complejos, es muy probable que ellos adquieran también esta actitud. A veces no son las palabras, es el ejemplo.
3. Enseñanza de Habilidades Sociales
La disciplina positiva se centra en enseñar habilidades sociales en lugar de castigar. Ayuda a tus hijos a desarrollar habilidades para tomar decisiones, resolver problemas y comunicarse efectivamente. Estas habilidades les serán útiles cuando se enfrenten a situaciones en las que las malas influencias puedan surgir. La asertividad es una gran herramienta que le proporcionará los recursos necesarios para poner límites a aquellas propuestas y personas que no sean de su agrado y vayan en contra de sus intereses.
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4. Establecimiento de Límites Claros
Aunque la disciplina positiva evita el castigo, establecer límites claros es fundamental. Explícales a tus hijos cuáles son las expectativas y las consecuencias de sus acciones. Esto les brinda estructura y seguridad, ayudándoles a tomar decisiones informadas sobre las influencias que enfrentan.
En función de la edad podemos ejercer más control sobre sus decisiones y paulatinamente debemos ir cediendo este control e incrementando la confianza y comunicación abierta con ellos. Es, a partir de ciertas edades que no podemos controlar qué harán en su vida privada pero si podemos poner unos límites que bajo el paraguas de la convivencia, se deben respetar.
5. Involucramiento Activo
Mantente involucrado activamente en la vida de tus hijos. Conoce a sus amigos, participa en sus actividades y demuestra interés genuino en sus vidas. Al hacerlo, estarás mejor equipado para identificar posibles malas influencias y guiar a tus hijos de manera efectiva.
6. Refuerzo Positivo
Reconoce y refuerza positivamente el comportamiento deseado. Celebrar los logros y esfuerzos de tus hijos refuerza la autoestima y fomenta la repetición de comportamientos positivos. Esto también ayuda a contrarrestar las influencias negativas al proporcionarles una base sólida de autoestima y confianza.
7. Ten a tus amigos cerca, y a tus enemigos aún más
A veces no nos podemos oponer a que se acerquen a ciertas amistades pero podemos acercarnos a ellas para saber cómo son realmente. Una vez hecho este acercamiento, podemos instar a los chicos, a través de preguntas para fomentar el pensamiento crítico acerca de las personas de su alrededor para que ellos mismos lleguen a conclusiones. Si has visto que las compañías no son gratas tendrás que tener muy claro a qué objetivo quieres llegar e ir formulando las preguntas en esa dirección.
Conclusión
Gestionar las malas influencias de tus hijos mediante la disciplina positiva implica cultivar una relación basada en el respeto mutuo y la comunicación abierta. Al adoptar un enfoque centrado en la enseñanza de habilidades y el modelado de comportamientos positivos, estarás fortaleciendo la capacidad de tus hijos para tomar decisiones informadas y resistir las influencias negativas en su vida.