El divorcio es un evento que puede tener consecuencias significativas en la vida de los niños. A medida que los padres atraviesan por la difícil transición, los hijos a menudo se ven afectados emocional y psicológicamente. Sin embargo, la disciplina positiva puede desempeñar un papel crucial en mitigar los efectos negativos y proporcionar un ambiente estable para los niños.
El divorcio y los conflictos
Hay un miedo atroz a mostrar conflictos delante de los niños pero no debería haber ningún problema en mantenerlos siempre que se respeten unos mínimos y se lleven a cabo pactos que beneficien a ambas partes.
Cuando el conflicto se excede y se traspasan ciertos límites, debemos procurar que los niños no estén presentes así como cuando se tratan temas que correspondan a la identidad de los adultos.
¿Cómo puede afectar el divorcio a los niños?
El divorcio puede generar una gama de emociones intensas en los niños, como la tristeza, la confusión, el miedo y la ira. La ruptura de la unidad familiar y la adaptación a nuevas dinámicas pueden resultar desafiantes. Los niños pueden sentirse divididos entre los padres y experimentar un sentido de pérdida.
Además, el ajuste a nuevos hogares, rutinas y relaciones puede afectar su seguridad y estabilidad emocional. Todas esas emociones deberán ser validadas y gestionadas debidamente, ponernos en el lugar del niño/a dándole nombre a su emoción y compartiendo ocasiones en las que nos hemos sentido igual, nos ayudará a conectar con él o con ella. Debemos tomar estas situaciones como la gran oportunidad para reconectar con los niños y ahí es donde se forjará la futura confianza que tanto servirá cuando necesiten ayuda o se sientan mal.
¿Qué hacer durante el divorcio?
Para evitar confusiones con la ex pareja, que se sientan divididos o bien puedan sacar provecho para conseguir tratos de favor inadecuados que no resuelven sus necesidades reales, una recomendación que se hace habitualmente es que los adultos realicen reuniones semanales con los hijos para hacer planificación, gestión e intentar mantener cierta harmonía. Lo cierto es que aunque los adultos se separen les une un vínculo para siempre para el que se deberá mantener cierta estabilidad y comunión.
La Importancia de la Comunicación Abierta
La disciplina positiva comienza con una comunicación abierta y honesta entre padres e hijos. Durante el proceso de divorcio, es esencial que los padres expliquen de manera comprensible la situación a sus hijos. Mantener líneas de comunicación abiertas ayuda a los niños a expresar sus emociones y a comprender que su bienestar sigue siendo una prioridad para ambos padres, incluso si viven por separado. Debemos tener en cuenta que el divorcio establece un precedente de modelaje en la forma de actuar con sus futuras parejas. Podrán decidir si ciertas situaciones las quieren mantener en sus vidas y que no siempre tendrán que lidiar forzosamente con situaciones irresolubles por muy dolorosa que sea la separación.
La Estabilidad como Pilar de la Disciplina Positiva
La disciplina positiva se basa en la creación de un entorno estable y predecible para los niños. Tras un divorcio, establecer rutinas coherentes y normas claras puede proporcionar a los niños un sentido de seguridad. La consistencia entre los hogares de los padres divorciados ayuda a minimizar la confusión y a permitir que los niños se adapten más fácilmente a la nueva realidad.
Empatía y Respeto Hacia los Sentimientos de los Hijos
La disciplina positiva se basa en la empatía y el respeto hacia los sentimientos de los niños. En el contexto del divorcio, los padres deben reconocer y validar las emociones de sus hijos, incluso si no están de acuerdo con ellas. Permitir que los niños expresen sus sentimientos sin juicios les brinda la seguridad de que sus emociones son válidas y aceptadas.
Evitar la Utilización de los Hijos como Mensajeros o Instrumentos
En la disciplina positiva, se enfatiza la importancia de evitar utilizar a los niños como mensajeros o instrumentos para la comunicación entre los padres divorciados. Los niños no deben sentirse atrapados en medio de disputas o conflictos. En lugar de ello, los padres deben comunicarse directamente entre ellos y mantener a los hijos al margen de las tensiones adultas. Cabe tener en cuenta que los progenitores son sagrados para los niños y que ciertas informaciones innecesarias pueden dañar su relación con el padre o la madre y con futuras parejas. Debemos establecer por adelantado que la relación que mantengan las figuras principales de apego será el marco sobre el que basarán sus futuras relaciones. La recomendación radica en comportarse como la pareja que quieres tus hijos atraigan en el futuro.
Fomentar la Resiliencia a Través del Apoyo Continuo
La disciplina positiva se centra en el fomento de la resiliencia en los niños. Después de un divorcio, los padres deben brindar apoyo emocional continuo, demostrando a sus hijos que son capaces de superar los desafíos y adaptarse a nuevas circunstancias. La resiliencia se cultiva a través de relaciones seguras y amorosas, donde los niños sienten que pueden confiar en ambos padres.
Conclusión
En conclusión, el divorcio puede afectar profundamente a los hijos, pero la disciplina positiva ofrece herramientas valiosas para mitigar estos impactos. La comunicación abierta, la estabilidad, la cooperación entre padres, la empatía y el apoyo continuo son elementos esenciales para ayudar a los niños a superar los desafíos del divorcio y construir una base sólida para su bienestar emocional a largo plazo.
