El blog de Júlia

“Es tentador tratar todo como si fuera un clavo cuando la única herramienta que tienes es un martillo”  Abraham Maslow

¿Qué es la disciplina positiva?

Esta filosofía educativa nos ayuda a entender el motivo que persigue el niño cuando se comporta de forma errónea y como los adultos, a través de sus estilos educativos, han podido influir en la aparición de las conductas problemáticas, en su incremento, en como pueden disminuirlas, y potenciar conductas más adaptativas.
Disciplina positiva y límites

¿Qué es la disciplina positiva?

La disciplina positiva es considerada ya casi como un estilo de vida en el que las relaciones entre los miembros de diferentes sistemas se basan en el respeto mutuo, la confianza y la firmeza. En sus inicios se centró en la relación entre padres e hijos y en cómo disminuir conductas disruptivas, potenciar las positivas, empoderando a los niños y favoreciendo sistemas de comunicación asertivos. Hoy en día se ha amplificado a núcleos sociales como el trabajo, las relaciones de pareja y la escuela.

Los psiquiatras Alfred Adler y Rudolf Dreikurs fueron los pioneros que asentaron sus bases, posteriormente desarrolladas por las psicólogas Jane Nelsen y Lynn Lott.

Esta filosofía educativa nos ayuda a entender el motivo que persigue el niño cuando se comporta de forma errónea y como los adultos, a través de sus estilos educativos, han podido influir en la aparición de las conductas problemáticas, en su incremento, en como pueden disminuirlas, y potenciar conductas más adaptativas.

Su premisa es que combinar afecto y firmeza es posible.

Fundamentos de la disciplina positiva

  • Adler creía firmemente que las conductas inadecuadas de los niños y niñas eran soluciones patosas a sus problemas u objetivos erróneos y que el hecho de comprender el problema forma parte de su solución
  • Para que haya aprendizajes correctos y se puedan reconducir conductas poco apropiadas, se debe crear un clima de conexión entre el adulto y el niño/a
  • El castigo da resultados rápidos, pero no asegura el aprendizaje y no evita la repetición de la situación. Además, genera un clima de desconfianza que no dificulta la solución del problema
  • La importancia de ser tenido en cuenta: el objetivo primordial que persigue el niño, por supervivencia, es ser tenido en cuenta dentro del clan familiar.
  • Los niños necesitan estructura o límites y libertad para explorar la sociedad que les rodea
  • El error como oportunidad maravillosa de aprendizaje
  • Cuando el niño es tenido en cuenta es más propenso a hacer caso.
  • A veces es interesante que los niños experimenten con las consecuencias lógicas y naturales de sus actos

¡Aprende a aplicar la disciplina positiva en la educación de tus hijos!

Utiliza estas técnicas y estrategias positivas para reforzar el crecimiento y el comportamiento de tus hijos.

Mitos y falsas creencias de la disciplina positiva

  • Es una moda: su origen se remonta a principios de siglo XX cuando Alfred Adler observó que lo que los niños persiguen es sentirse representados, ser tenidos en cuenta y que son relevantes en la estructura familiar. Posteriormente, sus trabajos junto con las investigaciones de Rudolf Dreikurs empezaron a ser aplicados con familias de la mano de Jane Nelsen y Lynn Lott, en los años 80, convirtiéndose en tendencia educativa cada vez más influyente hasta llegar a España en el año 2013. Así que no, no se trata de una moda.
  • Los niños hacen lo que quieren y se les consiente: nada más lejos de la verdad. Los niños deben tener límites y se les ayuda a explorar las consecuencias de sus errores, convirtiéndose así, en personas responsables de sus propias acciones y de sus propios problemas. No obstante, se rehúye de la idea de castigo, ya que no asegura el aprendizaje de la conducta ni que perdure a largo plazo. El castigo no es penalizado, pero hay una serie de técnicas a las que se puede recurrir mucho antes que aplicar un castigo y seguramente prevendrá que tengamos que acudir a él.
  • Se están generando niños de cristal: precisamente con la disciplina positiva lo que se hace es fomentar una correcta gestión emocional, para que el niño tenga poder sobre sus propias emociones y aprenda a regularlas para ser personas resilientes en el futuro.
  • Lo hago todo mal: para nada. Pero seguramente vienes de una educación en la que se premiaba el logro (y a veces ni eso) y se penalizaba el error. Nos hemos criado con las comparaciones, las etiquetas, las manipulaciones y las amenazas, y es normal que, si no cobramos consciencia de ello, lo repitamos con las generaciones venideras. No obstante, los tiempos han cambiado y con ello las tecnologías y la ciencia. Se ha demostrado que esta manera de educar no es válida para conectar con los hijos y procurar que sean personas empoderadas. Hay que adaptarse a los nuevos tiempos.
  • Es muy difícil aplicarla: en realidad no. Pero estamos acostumbrados a una forma de educar muy diferente y vivimos en un mundo adultocentrista, en el que no hay tiempo para los hijos. Con unas pautas sencillas se puede empezar a educar con disciplina positiva y paso a paso se pueden ir instaurando otras técnicas.
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Criterios a tener en cuenta en la disciplina positiva

  • Conexión padres e hijo: ayuda a la relación paternofilial, ya que los niños se sienten comprendidos y se sienten tenidos en cuenta dentro de la familia
  • Empatía: se le da a entender al niño que sus emociones son comprendidas y se fomenta, a su vez, que entienda las de los demás
  • Habilidades sociales: se le enseña al niño habilidades que le serán útil a la hora de relacionarse con los demás, con amigos, compañeros de trabajo etc.
  • Se fomenta el autoconcepto y la autoestima: se alienta a que el niño pueda ser parte relevante acerca de las cuestiones que más afectan a su vida, factor que ayuda a construir su autoconcepto.  Se le da a entender que se le acepta y quiere tal y como es, hecho que incrementa su autoestima.
  • Mejora la comunicación dentro del núcleo familiar: se aprende a usar un lenguaje verbal y no verbal que conectará con el niño.
  • Habilidades para la vida: la disciplina positiva ayuda a que el niño sea responsable de sus propias acciones, se preocupe por los demás, resolución de problemas, cooperación…
  • Centrarse en las soluciones: los niños son grandes solucionadores de problemas. Centrarse en las soluciones puede darles grandes herramientas para solventar problemas desde la proactividad, evitando entrar en humillaciones y castigos.
  • Validación emocional: (concepto relacionado con la empatía) el niño empieza a familiarizarse con las emociones, no se le juzga por tenerlas y tampoco se le invita a reprimirlas. Esto propicia una mejor relación con las emociones.

Estilos educativos, ¿cuál es mejor?

En psicología educativa se parte de la base que hay 4 estilos educativos preponderantes en la actualidad: el autoritario, permisivo, negligente y asertivo.
  • Al autoritario le gusta tener el control de todo e impone por la fuerza los límites y consecuencias. No se suelen premiar los esfuerzos y se castigan severamente los errores. El niño tiene todo establecido de antemano: hay poco afecto y mucho control. Los niños suelen desarrollar problemas de autoestima, poca capacidad para resolver problemas y suelen convertirse en personas sumisas o agresivas.
  • El permisivo es todo lo contrario. En este estilo educativo los padres ejercen muy poco control y mucho afecto y no se establecen unos límites (o como mínimo estos no están claros) con los que el niño pueda sentirse seguro. Detrás de este estilo existe la creencia de que el niño será más feliz (o me querrá más) si le doy total libertad y le concedo todo aquello que me pide. Estos niños pueden convertirse en personas con baja autoestima y tristes.
  • El negligente es la ausencia de estilo educativo. Los padres no prestan atención a las necesidades básicas del niño y, por tanto, no les proporcionan el apoyo necesario para un correcto desarrollo. Los padres o adultos de referencia no proporcionan apoyo ni afecto. Este no estilo pone en riesgo la salud mental y emocional de los hijos.
  • El estilo asertivo es el que más representa la disciplina positiva. Mezcla a partes iguales cariño y límites. Tiene una comunicación clara y una relación bidireccional positiva. Se establecen límites, desde el respeto y la comprensión, y cada vez (según el niño va creciendo) disminuye el control y aumenta la comunicación. Prestan atención a las necesidades emocionales y físicas del niño y este se siente atendido y representado correctamente.

Las personas por lo general, aunque el estilo pueda variar en función de la hora del día (ya que a veces los padres pueden pasar de estilo autoritario a permisivo) siempre tenderemos a identificarnos más dentro de un estilo concreto.  Os invito a que observéis cómo les habláis a vuestros hijos y a dictaminar qué estilo creéis que define más vuestra educación.

¿Qué son los objetivos erróneos?

Según la disciplina positiva, el niño que se comporta “mal” es por el simple hecho de que ha aprendido, que para sentirse aceptado o representado, necesita realizar ciertas conductas incorrectas que algún día le sirvieron para satisfacer sus necesidades emocionales para con los padres.

Hay 4 objetivos posibles:

  • Atención: solo me tienes en cuenta cuando me prestas atención
  • Lucha: solo me tienes en cuenta cuando tengo el poder o mando yo
  • Venganza: no me tienes en cuenta, pero me las vas a pagar
  • Demostración de incapacidad: imposible que me tengas en cuenta. No puedo más, desisto.
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Buscar atención y poder les ayudará a conseguir ser tenidos en cuenta y ser considerados importantes. La venganza mitigará el dolor que les causa no ser tenidos en cuenta, y darse por vencidos pasa a ser la única opción cuando creen que realmente no valen para nada.

Si tienes cualquier consulta, ¡no dudes en contactarme!

Soy psicóloga especializada en disciplina positiva y en ayudar a padres en apuros a través de asesoramiento y tutorías a padres.

FRASE DESTACADA

“De dónde sacamos la loca idea, que para que un niño se porte bien, primero tenemos que hacerlo sentir mal” Jane Nelsen

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