Las experiencias de nuestra infancia moldean la forma en que nos relacionamos con los demás. Las heridas emocionales que sufrimos en nuestra niñez no solo impactan nuestras relaciones de pareja o familiares, sino también nuestras amistades. ¿Te has preguntado por qué te cuesta confiar en los demás o por qué atraes siempre el mismo tipo de amigos? La respuesta puede estar en tu infancia.
¿Qué son las heridas de la infancia?
Las heridas de la infancia son experiencias emocionales dolorosas que impactan nuestra autoestima, nuestra forma de ver el mundo y nuestras relaciones. Algunas de las heridas más comunes son:
- Herida de abandono: Miedo a la soledad y tendencia a relaciones dependientes.
- Herida de rechazo: Sensación de no ser suficiente, lo que lleva a evitar el contacto con los demás.
- Herida de traición: Dificultad para confiar en las personas y miedo al engaño
- Herida de injusticia: Sensación de rigidez y necesidad de control en las relacione
- Herida de humillación: Miedo a ser juzgado o avergonzado, lo que genera complacencia excesiva.

Cómo afectan estas heridas a las amistades
Falta de confianza y miedo al abandono
Si en la infancia experimentaste abandono o rechazo, es posible que en la adultez tengas dificultades para confiar en tus amigos. Puedes sentir un miedo constante a ser dejado de lado o a no ser lo suficientemente importante para ellos.
Relaciones de dependencia o evitación
Algunas personas buscan amistades con un apego excesivo, sintiendo que necesitan al otro para sentirse seguras. Otras, en cambio, evitan conectar profundamente por miedo a ser heridas.
Dificultad para poner límites
Si en tu infancia aprendiste que tus necesidades no eran importantes, es probable que en la adultez te cueste decir «no» y termines en amistades donde sientes que siempre das más de lo que recibes.
Conclusión
Las heridas de la infancia no tienen por qué definir nuestras amistades. Si bien pueden influir en la manera en que nos relacionamos, con trabajo personal y consciencia podemos construir vínculos más sanos y satisfactorios. La clave está en sanar, aprender y rodearnos de personas que nos aporten bienestar.
¿Te has sentido identificado con las heridas de la infancia y cómo afectan tus relaciones de amistad?
Si quieres profundizar en este tema y comenzar tu proceso de sanación, te invito a dar el primer paso.